Economía circular: la propuesta de Sakano en el WEF

En la reunión anual de este año del World Economic Forum en Davos, una de las seis ponentes (concretamente Akira Sakano) expone la necesidad de adaptar el sistema mundial a una economía circular. Nos hemos querido centrar en este tema en particular porque consideramos que, en cierto modo, las denuncias y llamamientos del resto de ponentes se engloban en el hecho de que hay que cambiar el sistema, y la economía circular parece ser el objetivo a lograr.

Para contextualizar un poco más nuestro sistema actual, el problema de este y lo que propone como alternativa el modelo económico circular, veremos el siguiente vídeo ilustrativo:

Repensando el progreso – Español

Como hemos podido ver y como presenciamos a diario, el sistema de la sociedad actual está basada en un modelo económico lineal, el cual consiste en “«tomar, hacer, tirar», que confía en la disposición de grandes cantidades baratas y fácilmente accesibles de materiales y energía, además de medios baratos para deshacerse de lo que ya no interesa” (Cerdá & Khalilova, 2016), es decir, estamos ante un sistema basado en el usar y tirar, un sistema en el que, a pesar de existir el reciclaje, se tiende al consumo “de un solo uso” por así decirlo en lugar de aprovechar estos materiales y darles una nueva vida o un nuevo uso. Estamos presenciando ya las consecuencias de esto, como señalan los ponentes del World Economic Forum: la crisis climática favorecida por la contaminación y residuos que generamos, el desigual acceso a los productos de necesidades básicas, etc. Y esto a su vez lo podemos relacionar con la crisis del sistema educativo, que no forma en las materias realmente necesarias, y en un miedo ciertamente irracional a lo ajeno, a aquel que es distinto a nosotros, pero que en verdad es más parecido a nosotros de lo que pensamos. Es por esto que la llamada de atención hecha por los co-chairs de la reunión de Davos tiene una solución posible o una vía alternativa con la economía circular.


Por otra parte, observamos que otros autores como Lina A. Lett reafirman lo establecido tanto por los ponentes como por nosotras. Para ello, recurre a los 5 estreses tectónicos planteados por Thomas Homer-Dixon que amenazan el orden global como lo conocemos:
  • El crecimiento desigual entre las sociedades ricas y pobres, que coincide con lo que plantea Julia Luscombe.
  • La escasez de los recursos y fuentes de energía tradicionales.
  • Los daños medioambientales que generamos, que coincide con lo que denuncia Noura Berrouba y que también se puede relacionar con la necesidad de inversión en un futuro sostenible que señala Basima Abdulrahman.
  • La alarmante situación climática, nuevamente confirmada por Noura Berrouba.
  • Y, por último, la inestabilidad del sistema económico actual, a la que se refieren todos los ponentes del World Economic Forum y más concretamente Juan David Aristzabal y Akira Sakano (2014).

Pero, ¿en qué consiste una economía circular? Según plantean Cerdá y Khalilova (2016),  “es un ciclo de desarrollo continuo positivo que preserva y aumenta el capital natural, optimiza los rendimientos de los recursos y minimiza los riesgos del sistema, gestionando stocks finitos y flujos renovables”. La Ellen McArthur Foundation por su parte, establece que “la economía circular es reparadora y regenerativa, y pretende conseguir que los productos, componentes y recursos en general mantengan su utilidad y valor en todo momento. Este concepto distingue entre ciclos técnicos y biológicos” (n.d.). La economía circular lo que pretende es un consumo más sostenible por medio del desarrollo de materiales reutilizables, biodegradables y menos dañinos para el medio ambiente, procurando la generación de la menor cantidad de residuos posible. “El concepto de economía circular se apoya en los fundamentos de la escuela ecologista, y propone un cambio al paradigma “reducir, reutilizar y reciclar”” (Lett, 2014). Este modelo se basa en el ciclo presente en la naturaleza, donde observamos que los residuos generados por unas especies son empleados por otros. Dado que esto puede sonar como algo muy teórico o utópico, en el siguiente vídeo podemos ver algo mejor el cambio sistémico e ideológico que plantea este modelo económico:

De consumidor a usuario – Español

En caso de que este vídeo siga sin haberos convencido de la viabilidad del cambio de sistema a una economía circular, más adelante veremos ejemplos de casos reales en los que ya se ha implantado este sistema, pero antes debemos profundizar algo mejor en la teoría para acabar de comprender lo que se plantea.

Principios y características de la economía circular y sus orígenes teóricos

Encontramos que los principios de este sistema se pueden definir de diversas maneras. David Polo los define de forma muy breve para Gestionar Fácil (n.d.):
  •  “Diseña para reusar.
  • Enfócate en la cadena de producción.
  • Transformar los productos en servicios.
  • Equilibra los flujos en recursos renovables y controla las existencias finitas.
  • Optimizar el uso de los recursos por medio de la rotación, componentes y materiales de máxima utilidad.”

Estos principios se nos quedan algo cortos, pero nos sirven para hacernos una idea resumida de lo que busca la economía circular. Por su parte, Cerdá y Khalilova establecen solo 3 principios pero profundizan más en ellos (2016):
  • Conservar y tratar de aumentar el denominado “capital natural”, es decir, los recursos naturales. “Una economía circular también aumenta el capital natural fomentando flujos de nutrientes en el sistema y creando las condiciones para la regeneración del suelo” (Cerdá & Khalilova, 2016).
  • Sacar el máximo partido a los recursos utilizados, lo cual implica “diseñar para reelaborar, renovar y reciclar para mantener circulando en la economía los materiales y componentes” (Cerdá & Khalilova, 2016).
  • Tratar de hacer eficaz el sistema por medio de la eliminación de externalidades consideradas negativas. “Ello incluye reducir el daño causado a sistemas y áreas que afectan a las personas, tales como alimentos, movilidad, casas, educación, sanidad o entretenimiento, y gestionar externalidades tales como la contaminación” (Cerdá & Khalilova, 2016).


Expresado de otra forma, una sociedad que se basa en un modelo de economía circular debe cumplir con las siguientes características (Cerdá & Khalilova, 2016):
  • Reducción del uso de recursos naturales
  • Utilización en mayor medida de recursos y energías renovables
  • Reducción de las emisiones
  • Disminución de residuos y pérdidas materiales
  • Mantenimiento del valor de los recursos, productos y sus componentes por medio de la extensión de su vida útil

El concepto en sí de la economía circular procede de la convergencia de ideas de las siguientes escuelas de pensamiento (Ellen McArthur Foundation, n.d.):
  • “Diseño regenerativo
  • Economía del rendimiento
  • Cradle to Cradle (de la cuna a la cuna)
  • Ecología industrial
  • Biomímesis
  • Economía azul
  • Capitalismo natural”

Beneficios y retos que supone

Como todo cambio, y más si se trata a gran escala como es un cambio completo del sistema, esto supone una serie de ventajas, pero a su vez implica enfrentarse a diversos retos. En enero de 2016, la Agencia Europea de Medio Ambiente realizó un informe en el que precisamente se abordaba este tema en cuestión. De forma resumida, el informe establece lo siguiente.

Por un lado, los beneficios de la implantación de un sistema como este en Europa serían numerosos, pues se reducirían las presiones ambientales y se reduciría la dependencia de las importaciones. También nos veríamos favorecidos en cuanto al ahorro de costes y se mejoraría la competitividad de nuestra industria, sumando también nuevas oportunidades de empleo (Residuos Profesional, 2016). Por su parte, desde Gestionar Fácil señalan las siguientes ventajas: es rentable, las empresas se comprometen y están conectadas, da reputación, innova y genera nuevos puestos y habilidades (Polo, n.d.).

Por otro lado, como bien hemos mencionado, un cambio de tal magnitud requiere de un enorme esfuerzo, lo que el informe traduce en que algunos sectores y actores puedan sentirse amenazados mientras que otros lo vean como una oportunidad (Residuos Profesional, 2016). “Una transición requiere una expansión sustancial de la base de conocimientos para el progreso e identificar dónde es necesario seguir trabajando para lograr el cambio” (Residuos Profesional, 2016).

Modelos de negocio y ejemplos de viabilidad

Nuevamente recurriendo a Cerdá y Khalilova, los dos autores señalan 5 modelos de negocio reales basados en economía circular, establecidos en este caso en 2013 por la revista Fast Company. Estos son los 5 modelos en cuestión (Cerdá & Khalilova, 2016):
  • Sistemas productos-servicios. Este modelo de negocio ofrece servicios relacionados con un producto, como por ejemplo el servicio Red Hot de Vodafone, por el cual se puede alquilar durante un año el modelo más actual de un smartphone. Otro ejemplo serían las Reverse Vending Machines, unas máquinas que te da un dinero a cambio de botellas reciclables (Polo, n.d.).
  • Segunda vida de materiales y productos. Según este modelo de negocio, las compañías dan una nueva vida a sus productos si los recuperan una vez utilizados por el consumidor. En este modelo de negocio encontramos como ejemplo Ikea. La empresa de muebles suecos ofrece a sus clientes la posibilidad de entregar sus muebles para repararlos o que estos sean reciclados (Polo, n.d.).
  • Transformación de producto. Como no todos los productos pueden tener una segunda vida, este modelo de negocio selecciona algunas de las partes de esos productos que si se pueden reutilizar para crear nuevos productos. Algunos ejemplos en esto serían Ecozap, que vende zapatos ecológicos o la empresa española ATP Iluminación, que fabrica alumbrado público con 10 años de garantía y además es seguro contra electrocuciones, vandalismo y es inmune a la corrosión (Polo, n.d.).
  • Reciclaje 2.0. Gracias a la innovación tecnológica, es posible producir bienes de alta calidad y sostenibles por medio del reciclaje. Umicore, por ejemplo, se encarga de extraer materiales preciosos de antiguos dispositivos tecnológicos. Ecovative Design por su parte, crea materiales biodegradables a partir de los desechos de las granjas (Polo, n.d.).
  • Consumo colaborativo. Consiste en el uso de plataformas digitales como centro del negocio. Algunos ejemplos serían Drivy, que te permite alquilar tu coche en propiedad cuando no lo estás utilizando o Fonebank, una plataforma online de compraventa de móviles de segunda mano (Polo, n.d.).
Rachel Botsman en defensa del consumo colaborativo

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